Nuestro
mundo íntimo, o nuestro yo interior,
está hecho de palabras, que estas construyen nuestros pensamientos,
que a su vez se convierte en emociones y
sentimientos.
Hay palabras
que quedan por años instaladas en lo más profundo de nuestra mente, sin
pronunciarse en ningún momento. No las oyes, no las lees ni las ves. Pero están
ahí, latentes, y operativas en nuestro presente. No nos damos cuenta pero
actúan inconscientemente.
Las
diferencias entre escribir y hablar son muy destacables. El habla es más
directa, más reactiva, no siempre estamos obligados a pensar antes de hablar.
Al escribir es distinto. Hay una distancia de tiempo un poco más larga entre lo
que piensas y lo que dices. Por mínimo que sea ese momento, te permite medir
las palabras, elegirlas, combinarlas, y ordenarlas. En ese acto, también se
organiza tu pensamiento. Es justo por esa particularidad, que la escritura se convierte en una eficaz
herramienta de autoconocimiento y
sanación.
Hace 30
años, el profesor de Psicología de la Universidad de Texas James Pennebaker
estudiaba el poder terapéutico de la escritura en pacientes que atravesaron
distintas situaciones traumáticas. Con el tiempo y contínuas investigaciones,
Pennebaker llegó a la conclusión de que la escritura expresiva provoca efectos
positivos sobre la salud física: fortalece el sistema inmunológico, mejora la
calidad del sueño, contribuye a controlar la presión arterial y a desistir del
abuso de alcohol y fármacos. Escribir es
bueno para la salud. Por eso, James Pennebaker recomienda a quienes
atraviesan una situación dolorosa o complicada que se tomen quince minutos
diarios, durante cuatro o cinco días, para sentarse a escribir.
Algunos
pediatras, o médicos especialistas infantiles, también sugieren y animan a sus pequeños
pacientes, para que hagan este ejercicio.
Si no saben escribir todavía, no importa,
que dibujen, lo importante es que expresen. Pero si ya saben escribir, es una terapia efectiva
contra sus muchos males, sí, ellos también
sufren. Escribir, descarga tensiones, de esta manera toman consciencia también,
ven lo que les pasa y descargan frustraciones, enfrentamientos, decepciones, y como
no, sus miedos. ¡Quien no ha escrito diarios cuando éramos pequeños!
Todo el
mundo debería escribir, incluso el que no tiene costumbre, desde bien pequeños
hasta los más mayores de la casa. Si no tienes costumbre todo tiene un
principio, toma acción, hazlo por ti. Consigue adquirir este nuevo hábito, es sano
y barato (papel, lápiz y goma de borrar… ¿0,002 €? ¡Por decir algo!)
Es una herramienta para saber quien somos.
La historia
de nuestra vida podría ser convertido en
literatura de cualquier tipo: ficción, misterio, romance… os acordáis del dicho
que la realidad supera la ficción.
La vida no
tiene ni forma ni sentido hasta que la contamos. La escritura te hace liberar.
Si no cuento mi vida, otros la contarán. Al escribir mi vida yo misma, me hago
cargo de mi historia y mi destino. La escritura expresiva y la escritura
autobiográfica te ayudan a elaborar y ordenar internamente alguna experiencia
dolorosa.
Según el
gran escritor de libros de desarrollo personal y gran conferenciante, Javier
Iriondo, en su web nos escribe que todos tenemos un pasado o una historia. Pero
a su vez hay otra historia en nuestra vida, y esa es la que todos nos contamos
a nosotros mismos. Quizá magnifiquemos cuando la explicamos a los demás, pues hay una
intención positiva detrás: nos intenta proteger, nos defiende, nos ayuda aceptarnos
o justificarnos ante las dificultades o situaciones del presente, nos protege
del dolor e intenta evitar el sufrimiento.
Sin embargo,
esa historia que nos contamos y que intenta protegernos se convierte en nuestra
cárcel. Una cárcel imaginaria, sin muros ni techos, pero que nos ancla en el
pasado y no nos deja avanzar hacia el futuro. Javier nos anima a divorciarnos,
o desapegarnos de esa vieja historia, de esa manera veremos cómo las puertas de
las nuevas posibilidades se abrirán.
Así que,
este ejercicio de mirar al futuro con coraje, puede comenzra cuando escribas tu
propia historia y tu propio futuro. Cuando lo hagas, cambiarás tus creencias y
tu vida cambiará. Y es así porque cuando sueltas esa vieja historia, te liberas
de la creencia de que no es posible cambiar. Iriondo nos avisa, que tengamos
siempre presente que nuestro pasado, no determina nuestro futuro, sino las
decisiones que tomas en el presente.
Escribe tus sueños. Sería una buena opción que apenas te despiertes,
escribas lo que soñaste. Trata de revivir cada detalle, describir tus emociones
en el sueño, cuenta qué viste, quiénes estaban, qué te decían, qué hacías. Puedes
aventurar una interpretación, preguntarte sobre el significado del sueño,
descifrar su mensaje oculto y, si no te gusta, inventarle un final que te haga
sentir mejor.
Escribe usando tu creatividad e imaginación. Escribe una lista de deseos,
utopías, eso que te parece imposible. Si quieres, puedes elegir uno y relatar
cómo será, por ejemplo: como te sentirás cuando hayas alcanzado lo que
quieres, describe ese mundo inventado lo más nítido que puedas, como si lo
estuvieses viendo, siéntelo. Si haces visualizaciones, quizá te sorprenda, pero
atraerás las cosas que escribes o piensas, por lo que te aconsejo que siempre pienses en positivo. Si tienes un deseo ardiente, es posible
que venga hacia ti, ya sea acontecimientos u objetos que deseas, pues hay algo que puede actuar a tu favor, una ley Universal llamada ley de atracción.
Déjate fluir y pon el automático. Apoya el lápiz en el papel y escribe
lo primero que te salga, incluso puedes inventar palabras, insultar, escribir
en otro idioma; olvídate de la coherencia y deja que fluya, como si alguien te
estuviera dictando y tú fueras solo un instrumento para escribir, desahógate. Más tarde, puedes
releerlo y retomar algo que te parezca interesante para escribir una historia o
desecharlo porque ya cumplió su fin.
Miedos. Escríbelos y ¿por qué no?, dibújalos, moldealos. Dale entidad e
imagina cómo vas a derrotarlos. Puedes tachar, burlarte de ellos, echarlos de
tu vida, enfrentarlos; decirles que pueden irse, agradecerles sus advertencias
y explicarles cómo no vas a permitir
que te detengan.
Así que ya sabes, cuando quieras puedes reescribir el guión y ser el creador de tu historia, descargar toda tu negatividad, o escribir todo lo que quieres que te ocurra, de positivo, en un futuro. Este es el mejor momento para hacerlo, porque el ahora siempre es el mejor y único momento.
Así que ya sabes, cuando quieras puedes reescribir el guión y ser el creador de tu historia, descargar toda tu negatividad, o escribir todo lo que quieres que te ocurra, de positivo, en un futuro. Este es el mejor momento para hacerlo, porque el ahora siempre es el mejor y único momento.
Si quieres
ver mi video que habla sobre mi experiencia personal, respecto a este tema: aquí tienes el link:
Ideas recogidas de la Revista digital: olalá. – Blog de Javier Iriondo
No puedo estar más de acuerdo contigo. Te felicito por el post.
ResponderEliminarTodo cambia cuando te atreves a expresarlo en una libreta, en una hoja o en una pantalla. Tomas consciencia mucho más claramente de aquello que tienes en la cabeza sea una tristeza, un miedo, un proyecto, una ilusión... no solo hablas contigo sino que le das forma a tus pensamientos, por muy ilógicos que sean y esa acción de darles "forma" hace que la situación se convierta en tangible y puedas mirarla desde otra perspectiva.
Gracias por el post, espero que llegue a mucha gente y les sirva de ayuda.
Muchas gracias Victoria por compartir tu reflexión. Es un placer que me aparezca un comentario de calidad, como el tuyo. Y me hace sentir muy feliz y acompañada, en este proyecto. Es curioso y sorprendente que las personas que me leen, tengan muchas cosas en común conmigo. ¡Un millón de gracias Victoria!
EliminarHola Charo, acabo de descubrir tu maravilloso espacio :-) Me encanta este post, precisamentente porque llevo una época profundizando en la escritura terapéutica y tu aportación es muy valiosa. Te invito a que entres a mi blog:
ResponderEliminarhttp://www.inspirandoletrasyvidas.wordpress.com
Ojalá te animes a escribir en mi espacio, ¡compartir es vivir! Un abrazo, Nuria
Hola Nuria, he visitado tu espacio y me parece muy interesante e inspirador. Sería un placer compartir y vivir esos momentos de creatividad e inspiración en tu web. ¡Un millón de gracias Nuria!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarVerdaderamente amiga mia, comparto todo lo que aquí has escrito....
ResponderEliminarEscribir, es terapeutico, es sanador, ayuda a conocerse mejor, a expresar, a imaginar, a crear. Escribir es establecer un puente entre nuestros hemisferios cerebrales creando armonia y despertando al gigante dormido que hay en cada uno de nosotros....